A las cuatro y cuarenta y cuatro
me paro.
Miro el fuego, oigo la lluvia
y escribo con una mano;
con la otra sostengo algo,
mudo la piel y destapo las palabras.
Carraspeo,
había que algo decir...
un millar de palabras desordenadas,
centenares de páginas que ahora plasmo
en lo alto de las redes
para ver como me caigo
en cuadernos de hoja en blanco
-tengo varios, y muchas cosas que transcribir-
y quien sienta la mirada
ahí detrás de la explanada
quienes veis como he crecido
y como sigo, y como bailo
decidme algo
dadme un regalo
una sonrisa. Algo ha cambiado
si en reloj está avanzando...
y ahora amo
más que en vida, a mi presente
y suelto lo que quiera que me ataba la otra mano
y comienzo la carrera de los diez dedos por el teclado
y me despido del parpadeo de cada día
para caer en el sueño de cada noche
único y persistente en ser especial
con la grata compañía de un abrazo
y de la vida....eternos ambos
Para algunos buenos días...
Para mi, dulces sueños.
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