jueves, 1 de diciembre de 2016
Acto primero. Suena el teléfono y es la vida.
[Palpita el teléfono en la mesa mientras se ilumina una fotografía en particular.
Descuelgan -su voz- las palabras al otro lado, es la Vida, tiene un regalo.
No permito que hable -la Vida, ni la voz- ya me habéis dicho suficiente dentro y fuera de la comodidad de los buenos silencios]
-¡Buenos días por la mañana! O buenas tardes... Buenas noches si lo prefieres; no se en qué instante del día se encuentra el Amor en su morada. Creo que en todos al mismo tiempo. Atraviesa cual viento por el interior de las alcobas, y sale para darle color a lo que se ve desde el balcón.
El pasaje del temor pinta divertido si ayudas con los hilos del destino a que sea compartido; ingenuos a cualquier plan o su ausencia, nos dejamos llevar. Y nos llevamos miles de cosas, y nos damos cuenta de pocas, y nos cercioramos de una enana fracción de todo ello. Y te damos las gracias, Vida, a ti y a tus pequeñas criaturas -a nosotros- de una manera tan fugaz y escasa, que da miedo.
Tu hermana Tierra se da cuenta del despecho, y se venga. Algunos piensan en respuestas y castigos... yo en seguir escuchando lo que tienes que decirme. Bueno, menos hoy, hoy la que habla soy yo. Tu me escuchas, voz, Vida...eres increíblemente bondadosa con mi persona... Tendría suficiente con las raciones de comida justas cada día, pero -nos- tenemos un poco más, para sentirnos satisfechos. "Satisfecho" por dos, o por tres, ¡quién sabe! Se multiplica la felicidad cuando la nevera está repleta y el corazón rojo de alegría y de sangre en latido continuo y vivaz.
Bueno, que era un pretexto sin forma y con cuerpo para darle las gracias Señor y Señora de Sueños y Viento. Te lo intentaré transmitir, siempre que pueda, con mis sonrisas a colores en paraguas y en biombos. Y en la quietud, por las noches, cuando hablo con mi esencia y salgo fuera, y entras dentro de lo más profundo de mi alegría, y le haces cosquillas.
Por si no fuera más que suficiente con lo repleta que me hallaba de dicha... y me interpones en el camino lo más bello y a la parrilla... Me cocinas la ilusión con agua clara; sinceros bocados al alma que escriben con tu risa y con la mía: Gracias.
-Ehhh, No soy la vida, soy yo...¡compra pasta de dientes!
-Ya se quién eres.
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