miércoles, 30 de noviembre de 2022
Lunes alegre de casi invierno
Estamos a finales de noviembre y el sol abraza la calle a la hora del desayuno. Como reflejo de una vida plena y sencilla, el té y el café se toman en la puerta de casa; la vecina encuentra algo que tender y aclara su primera voz con nosotros. Es lunes y no tenemos prisa. No hay coches y los gatos ya conocen la rutina de Khoa. Saludas a la albahaca, bailas la tostada. Observo la imagen anonadada por la fortuna que me envuelve y susurro un gracias. Lo repito en voz alta, sonríes. Sucede el día como el resto, en el orden y en el ritmo natural desestablecido. Rompemos todos los planes y el resultado se torna grandioso. Entre dicha y agradecimiento comenzamos a pintar un cuadro rebosante de colores selva en el que nos refugiamos y al que llamo edén. En el boceto del mismo coloco tres grandes círculos suspensivos que me llevan hasta tu cuello, y allí establezco mi nuevo universo favorito, en el que planto un beso de raíz para que te dure, por lo menos, hasta el siguiente.
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