jueves, 1 de febrero de 2018

De cerrar los ojos y mantenerlos abiertos.

La delicadeza y la intensidad,
de manera simultánea,
se recrean en el fondo de mis ojos cerrados.

Froto más fuerte,
y acostumbran las formas a ser,
si cabe, más intensas.

Aún y todo,
cuando restregar los índices
se hace perpetuo de las horas
que caen oscuras en el reloj,
las mismas intensas formas
siguen manteniendo a capa y espada
su revivida delicadeza.

Danzan sin mero atisbo de estanco
en el opaco fondo que las une a todas...
siendo y todo tan dispares
bailan juntas.
Con vaivenes singulares arrebatan
el protagonismo del telón que simula la nada
y así, volando, la matan.

Sus trazos son suaves y coloridos,
y ninguno pasa desapercibido, o no suele.

Se exhiben ante mi sistema sensorial
que saborea los movimientos
y el cromatismo con emoción.
Exaltación que perdura un segundo
cuando despierta interpreto
las nuevas de un cosmos que expresa.

Abro los ojos al dos
y pica el aire transparente
y aparentemente ausente
de la falta de magia del mundo racional.
Roto un pellizco mi cabeza acelerada
y te ven mis glándulas más inhóspitas
desde la eternidad de un seguro
primer, lejano y atemporal encuentro.
Y apaciguo mi preocupación constante
por lo rápido que sucede un pestañeo.

Eres magia dentro de mis ojos
Colorida y colocada
sobre toda mi extensa nada.
Y eso es todo.