viernes, 28 de julio de 2017

Querido diario

Cortinas de colores
Espirales en el hierro
Lámparas de segunda mano
Escobillas negras
para ver menos la mierda
Jaboneras, papeleras, tickets y carteras
Escalones a doquier
El taladro, los tornillos y las tuercas
Inspecciones técnicas
Suerte en pegatinas
Limpiezas y madrugar
Engullir comida rápida
Tirar refrescos al suelo
Calor fuera, frío dentro
Coches que pitan muy fuerte
Libros en la estantería
Calendario en la nevera
El biombo reinando la habitación
Mayoría aplastante de risa
Río refrescando las ideas
El último y me acuesto
Viento encima de la ropa
Suelo lleno de cosas
Pleno con recuerdos a corto plazo
Y a largo...
Muy largo el hilo de la mosquitera
Imán en lugar de clavos
Cosas que hacer
Posponer las cosas
Y conservar la salud mental
Los colchones del otro piso no tienen prisa
Ni yo
El mundo sí que la tiene
La gente corre mucho
Y llega muy rápido a los sitios
Riega la cirigüeña cuando bajes
Escucha esos segundos, en los que la tierra traga el agua
Respira
Duerme
Descansa tu espalda con la mía
Fabricamos una hamaca con los cuerpos
Como una salvaje
Cojo la salida de la intuición
Siempre que puedo
O me la paso y doy unas cuantas vueltas
Llego al mismo sitio
Ventilador apagado y silencio
Calor y zumbidos enanos
La noche empieza a disfrutarse
Deberes de persona adulta
El día termina temprano y empieza
Vuelve a construirse todo de nuevo
Se sobrescribe el verso a sí mismo
Ni yo me lo creo
Vocea la campana una única vez
que me vaya a la cama
y hasta mañana se convierte en un pequeño final más.





miércoles, 26 de julio de 2017

Tengo poemas desde antes de existirme.

Tengo dos guitarras colgadas detrás de mí
y a cada una de ellas
le falta una cuerda;
enfrente frases cortas, separadas
por espacios
de tiempo y de imágenes
que no siempre concuerdan.
Tengo arriba un techo alto
con vigas que se entrecruzan
y crujen cuando se asientan.
Adentro algo que late
parecido al corazón
pero lo siento de otra manera;
en otros sitios, a otras tareas,
no siempre bombea.
En cambio,
ahoga, o tiembla,
recuerda,
y permite que tú lo llames de mil maneras.
Tengo suerte a raudales
a la derecha de mis dos ojos
dibujando y sacándose mocos.
A la izquierda sobre la almohada
la misma dicha cada mañana,
el descubierto sueño despierto
que se abraza a mi garganta.
Tengo regalos en millares de letras
para cientos de personas
que no son él,
y otras miles que sí lo son.
Y un libro germinándose
para que puedas leerlas
¡y aún mejor!
Tengo su respuesta en decenas de dibujos
estos todos para mí
macerando y dando brillo a mis historias
con sus trazos y su tiempo,
con su luz y con sus sombras.
Tengo su presente, envuelto de ilustraciones
y he de decir que es complicado,
pues lo que hay dentro, es inefable
hasta el punto de no saber cómo darle
cómo decirle
qué responderle
qué regalarle
que se acerque al nivel de ese interior
que no puedo describir, ni ritmar
Temo que solo te puedo decir algo más...
Tengo poemas desde antes de existirme
Pero tengo los más bellos desde que te conocí.









miércoles, 12 de julio de 2017

Hay un libro que me espera, y más volares, lo he soñado.

Érase una vez un hombre sabio
que salía de su cuerpo
cada vez que precisaba.

Cerraba sus dos ojos,
y la luz se liberaba
sin ningún tipo de freno.

La luz era el cosmos,
el aura era morada...

Preguntaba yo a su vez
si tal vez con esos sueños,
los que partes de tu piel,
podía uno viajar
al igual que él disfrutaba.

Me di cuenta aún soñando,
que despierta se podía
-que pesaba, mas podía-
que a más concentración
más flotaba y más sabía.

Y al flotar frente a los globos,
que ya de por sí, volaban,
me di cuenta que había algo que faltaba
para darles vida y alas.

Y colgamos por cada uno, una pluma
la que al fin les impulsaba.

Justo antes de perderlo,
di-me cuenta de una cosa
que había algún buen libro
de portada dura y roja
que esperaba que comiera
con mi esencia,
cada una de sus hojas.

Pero luego, desperté
-sin saber si quiera un nombre-
con el toc-toc-toc impersonal del cartero
que me trajo, algo pequeño.

El calor grande e inmenso
y lo que fuera que no era un libro
fue lo que trajo
y se llevó todo mi sueño.

Dejo yo ahora una parte de él
lo que queda, ni más ni menos,
derretida en este Julio
bajo el vuelo de mi pecho.

Y el viento cierra de un portazo el poema.




jueves, 6 de julio de 2017

Cómete mi gapo o te chupo la axila.

Que bien sienta que te chupen
en todos los sentidos imaginables
te quitan las legañas con amor líquido
y refrescan tu esencia.
Limpias la puerta de entrada
y así la cena sabe mejor
Y se merece un homenaje. 
Buuuuullaaaaa. 
Chorros de agradecimiento mental.