Parece que por haberse escrito ya
antaño las palabras sabias
por haberse pronunciado entonces
con estos mismos dedos
los aprendizajes esenciales
se hayan tatuado estos a mi ser
perpetuos al tiempo
invencibles a mí,
que no soy yo.
Y también.
Parece que por que ya amaestré
millares de veces a mi ego
no tenga que saber él
más de mil y una estratagemas
como para incluso
arrastrar la balanza hasta la victoria.
Parece que el que aprende al dedillo la teoría
el que observa y es consciente de sus voces
el que sabe de herramientas
para reconducir su dialogo interno
no tenga perdón de su yo que exige
al enfrentarse a la realidad cambiante
oscura, fría y llena de ruido, a veces,
en la que bucea, en la que aterrizo
en la que de vez en cuando pierdo.
A veces, "sin embargo de todos los malos sueños"
y de todas las viejas palabras,
las que corroboro y las que corrijo
parece que la vida sea sencilla
el amor eterno e inquebrantable
el ego una canción que suena de fondo
y a la que no prestas atención.
Parece que en estos instantes,
estos que hacen fuerza
en el platillo de las endorfinas y compañía,
la sabiduría de todos los seres
anteriores y contemporáneos a mí
sumada a mi escueta experiencia
la edad de la tierra
todos los mensajes del agua
lo de detrás del fin del universo,
todo junto y concentrado
en forma de sol cálido y luminoso,
alumbre lo esencial
como un amanecer en India
pero implosionando
desde el pecho hacia los ojos.
Y entonces...
entonces, parece que sé manejar mi equilibrio
el intento continuo de entendimiento absoluto
parece ser innecesario
parece no caber duda alguna
lo cual, paradójicamente,
me permite entenderlo todo.
Parece que las palabras
aunque no hayan alcanzado
a serme grabadas a fuego
siguen existiendo
se han quedado resonando en mi cerebro
en forma de mantra sutil
para siempre ser capaz
de salvarme de mí.
que no soy yo,
y sí.