jueves, 10 de mayo de 2018

El dolor de ovarios

Como un tirón en el bajo muslo
que interrumpe una plácida velada nocturna.

Como estirar de los pelos de la nuca
enganchados en el coletero.

Como la regla...

Como el dedo meñique en la luz apagada
estrellado contra la pata de la cama.

Como coger un tarro lleno de clavos puntiagudos 
y derramarlo sobre tus ojos abiertos.

Como la regla...

Como morderte la lengua y quemártela,
y tener además un plato de carbonara delante. 

Como la regla
que se abraza a todas las consecuencias de la regla.

Como los intestinos pegándose puñetazos con los ovarios
a ver quien gana.

Como coger todo lo que tienes debajo del ombligo
y jugar a representar la naranja mecánica.

Así, con ensaño y alevosía
siempre la regla. 

Como agarrar un cuarto de ganas de vivir 
y dejarlas caer en un pozo de dolor, colores y limpia-tuberías.

Como creer en todo y en nada,
como perder y ganar con cada punzada. 

Como la regla...
que nos hace percatarnos de las torturas 
que podríamos llegar soportar...

Como esa insoportable patada en los huevos
que te dejó sin respiración...
pero persistente, continua y mensual. 

Como las mujeres...
que aún con la regla seguimos con nuestra vida. 

Con las reservas que nos guardamos en la copa menstrual
de tres cuartos de sentimientos de dicha...

Como la dicha de sentirse increíblemente fuerte
solo por tener la regla.