miércoles, 29 de marzo de 2017

La llamada

Comenzó con un suspiro
seguido del silencio
de las montañas,
de los árboles
y del viento.
La madrugada levantada
llamó mi despertar discontinuo
y enloquecí en respiraciones;
una con cada verso.
Fue especialmente escueta
la conversación entre la poesía y mis dedos
hasta que dejó de coger aire la palabra
y lo hizo el resto.
Volví a la pasión del disconforme
a escribir sobre los sueños
sobre su ausencia, causa o consciencia
y me dormí entre tus gestos
Con algo dentro de nuestras mentes
volando fuera de nuestros cuerpos.
Guardando vida,
y gastando tiempo




miércoles, 15 de marzo de 2017

Quizás te prometa...

Te prometo que te haré caso
-mente-
para no entrar a diario en colapso.
Lo haré a veces,
te prometo que lo haré a veces...
Otras veces el caso cambiará. 
El caso es que en ocasiones 
seguiré tus sabios consejos
y otras muchas no lo haré. 
No lo hago. 

No te prometo que siempre te haré caso
-pensamiento productivo-
no puedo hacerlo.
No siempre.
Pero sí todo el tiempo que sea capaz.
Quizás encontrándome al límite
un poco de tiempo más.
Quizás me pierda en mis pensamientos
y no encuentre nada.
Solo quizás. 

Te prometo que te haré caso
-insomnio- 
todo el tiempo,
porque de tus manos no se puede huir.
Quizás pueda escribir 
o castigar mi cuerpo en el sofá
y así hacer como que no estás.
Como si fueras más yo
que yo misma.
Pero no se huye de ti. 
No, del insomnio no. 

Quizás sea en ti,
cuando ya no haya escapatoria 
y la madrugada se eche encima mía
que me encuentre en mis pensamientos
y lo pierda todo. 
Lo nocivo y lo inconstante
Y no tenga más la necesidad 
de prometerle al cerebro que me extorsiona 
lealtad absoluta. 
Quizás en el fondo de cada cual
exista perfección. 


domingo, 12 de marzo de 2017

Pelos en el cuerpo y dedos en recuerdo.

Quiero tocarte un mechón de pelo.
Después quiero tocarte el pelo otra vez.
Quiero meter mis dedos en tus pelos, 
en tu cabeza, en tu barbilla...
en tus vaqueros...
-En los bolsillos, y para buscar pañuelos-
Quiero callarnos y tocarnos mucho rato. 
Estáticas o cinéticas
pero pegadas una a la otra
tu piel a la mía. 
Quiero movernos y quietarnos
y susurrarnos la respiración en el cuello.
Puede que tenga incluso,
y esto me cuesta reconocerlo,
cierta pizca de necesidad
por vernos con los ojos cerrados
y los cuerpos inmensos 
abiertos
y todo lo despiertos que nos plazca.
Quiero nos hagamos paz como sabemos,
dormirnos cerca.
Quiero me rías la pierna en alto
y toquemos las estrellas marrones de la espalda.
Quiero desayunar tarde tus ojeras,
y tocarte el pelo
y tocarte todo pelo
y tocarte
entero

Te quiero Pablo.

jueves, 2 de marzo de 2017

El alumbramiento del cosmos

Contenido, febril y condensado
se macera el inicio de un todo
que ansía su estallido con tremenda agitación.

Aguarda dentro de las energías que lo retienen,
poderosas pero quebrantables,
a la señal del espacio en blanco.

Un chasquido de dedos nos podría valer
y la tremenda fuerza
del deseo a la vida
al movimiento
el instinto universal del crecer,
¡explota!.

El gran, enorme, colosal
primer trueno de la historia
firma ese principio inconcebible
que nos regalará sempiternas preguntas.

Antes de sernos,
sin embargo del futuro que nos concierne,
se dan unas cuantas raciones de anarquía.
Fuego, -no de chimeneas-
 y ebrios encuentros de planetas extranjeros
convierten nuestro cielo en averno.

Los restos de la batalla de piedras
convertidos en lucero nocturno
acompañan en su viaje a la madre tierra
y nos sonríen hoy detrás de la montaña.

El mundo desnudo de caos
al abrigo de mares prepara su aire
para respirarnos y poder ser.
Se dispone a engendrarnos
nos da temores, también querer.

Todos los elementos, el polvo de estrellas
buscan su lugar a la fuerza
y al final de muchas causalidades
y de una gran incógnita
nace un microbio.

Y todo lo que ello conlleva
-todo-
Nacen los mundos injustos
y las justas utopías
Nace el amor y la muerte

Se confiesa desnuda la tierra
incapaz de contrariar la dualidad
que nos equilibra por dentro
y que desnivela los pueblos.

Desde "nuestras" pequeñas cuevas
atisbamos grandioso el universo,
inalcanzable y desconocido,
nos aterra por instinto
lo perdido de los libros
lo no visto, lo aún no escrito.

En el interior de nuestros temores
y nuestros vacíos
redibujamos lo sabido más lo aprendido
y nacen nuevas almas,
distintas letras,
gestos brillantes, trazos oscuros

En lo más hondo, lo más salvaje
nace la idea gigante y descalza.
Se queda dentro de la sábana
que también es resto de algún sol
como todo.

En el eterno viaje didáctico
la existencia cinética de lo que no sabemos

nos hace.