Pensamiento inquieto llamea mi rostro
y caldea mi vida;
Busca y siempre encuentra
nuevas, grandes formas
de atisbar la melodía.
Visiones de un lejos más allá del tiempo
y sueños de adentro;
tribales influencias de un respiro.
Limpiezas de base
clarean mis ojos al abrirlos,
y al salto pueden verlo;
Mente cromada en movimiento incesante,
agitada y deformante de cuadrículas
fronterizas de lo otro.
Cuerpo en la pereza
o pereza en el cuerpo...
ardua tarea el convencerlo
pero llega siempre a tiempo
el momento de estirarlo, levantarme,
el instante "dicho y hecho".
-Dicho tres mil veces;
dicho en la de antes
de la última del hecho.-
Vestida la casa se queda,
bajo los efectos del teñido
que jugaba con espirógrafos
en las tardes de descanso.
Curvando el sendero observo
paredes y tizas, velas o manteles
y lo bebo.
Me despierto en cualquier día,
en cualquier viento,
insignificante y fugaz.
Mucho menos nimio y más transcendental
para mi que para el resto,
y veo esto.
-El color y el movimiento-
¿serán mis ojos,
o lo que queda detrás de la polvareda,
del odio y todos sus derivados?
Tanto si es filtro, cómo si es cierto,
Los arcos de la lluvia me revolotean por dentro
y eso hago.
Pinto, de cualquier forma,
escribo, beso, tiendo, hablo.
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