La sombra de la tomatera
desaparece.
Al tiempo voltean
las campanas inventadas.
Se aceleran
las golondrinas sobrexcitadas
por la despedida
de un sol
que se va,
aunque sea la tierra
la que se mueve
y también él,
y las golondrinas,
el toldo raído de una casa vieja
y todo lo demás;
las moscas en mis rodillas,
el viento en la ropa tendida,
la ropa tendida,
el agua,
cada sonido que percibimos,
y todo el que no.
El silencio de la ciudad
que se percibe desde los montes.
Cada final de letras,
y todo el eco que resuene.
No hay comentarios:
Publicar un comentario