miércoles, 26 de julio de 2017

Tengo poemas desde antes de existirme.

Tengo dos guitarras colgadas detrás de mí
y a cada una de ellas
le falta una cuerda;
enfrente frases cortas, separadas
por espacios
de tiempo y de imágenes
que no siempre concuerdan.
Tengo arriba un techo alto
con vigas que se entrecruzan
y crujen cuando se asientan.
Adentro algo que late
parecido al corazón
pero lo siento de otra manera;
en otros sitios, a otras tareas,
no siempre bombea.
En cambio,
ahoga, o tiembla,
recuerda,
y permite que tú lo llames de mil maneras.
Tengo suerte a raudales
a la derecha de mis dos ojos
dibujando y sacándose mocos.
A la izquierda sobre la almohada
la misma dicha cada mañana,
el descubierto sueño despierto
que se abraza a mi garganta.
Tengo regalos en millares de letras
para cientos de personas
que no son él,
y otras miles que sí lo son.
Y un libro germinándose
para que puedas leerlas
¡y aún mejor!
Tengo su respuesta en decenas de dibujos
estos todos para mí
macerando y dando brillo a mis historias
con sus trazos y su tiempo,
con su luz y con sus sombras.
Tengo su presente, envuelto de ilustraciones
y he de decir que es complicado,
pues lo que hay dentro, es inefable
hasta el punto de no saber cómo darle
cómo decirle
qué responderle
qué regalarle
que se acerque al nivel de ese interior
que no puedo describir, ni ritmar
Temo que solo te puedo decir algo más...
Tengo poemas desde antes de existirme
Pero tengo los más bellos desde que te conocí.









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