jueves, 21 de octubre de 2021

El de una espiral ascendente, vida y presente.

El círculo eterno 

es más bien una espiral ascendente

fantásticamente diseñada 

para vivir en una sucesión de fases.

-A lo que me digo-

Decide como transitarla.

A saltos rítmicos y danzantes 

o arrastrado por la inercia 

del que busca fuera

lo que ya es.

O quizás, y con suerte,

flotando en la dirección consciente

del que sabe a dónde va,

que no puede ser otro lugar 

sino El Presente;

cíclico, 

cinético sin remedio,

fugaz y perenne.

Ese mismo presente,

que deja de serlo al mirarlo,

gobierna las emociones y el aprendizaje.

Hace a todo un Uno múltiple

para desintegrarse al instante

y repetir el proceso

hasta el siguiente.

Te permite saber hoy

y olvidar luego.

Recordarlo todo otra vez 

en la entrada noche,

equivocarte y acertar, 

sentir dolor, excitación,

curarte de cualquier condena

-Ya que el paso de la sentencia

es inminente, inevitable-

Te permite confiar en la muerte 

de cada segundo que vuela

que se transforma

y ser vida.








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