Contenido, febril y condensado
se macera el inicio de un todo
que ansía su estallido con tremenda agitación.
Aguarda dentro de las energías que lo retienen,
poderosas pero quebrantables,
a la señal del espacio en blanco.
Un chasquido de dedos nos podría valer
y la tremenda fuerza
del deseo a la vida
al movimiento
el instinto universal del crecer,
¡explota!.
El gran, enorme, colosal
primer trueno de la historia
firma ese principio inconcebible
que nos regalará sempiternas preguntas.
Antes de sernos,
sin embargo del futuro que nos concierne,
se dan unas cuantas raciones de anarquía.
Fuego, -no de chimeneas-
y ebrios
encuentros de planetas extranjeros
convierten nuestro cielo en averno.
Los restos de la batalla de piedras
convertidos en lucero nocturno
acompañan en su viaje a la madre tierra
y nos sonríen hoy detrás de la montaña.
El mundo desnudo de caos
al abrigo de mares prepara su aire
para respirarnos y poder ser.
Se dispone a engendrarnos
nos da temores, también querer.
Todos los elementos, el polvo de estrellas
buscan su lugar a la fuerza
y al final de muchas causalidades
y de una gran incógnita
nace un microbio.
Y todo lo que ello conlleva
-todo-
Nacen los mundos injustos
y las justas utopías
Nace el amor y la muerte
Se confiesa desnuda la tierra
incapaz de contrariar la dualidad
que nos equilibra por dentro
y que desnivela los pueblos.
Desde "nuestras" pequeñas cuevas
atisbamos grandioso el universo,
inalcanzable y desconocido,
nos aterra por instinto
lo perdido de los libros
lo no visto, lo aún no escrito.
En el interior de nuestros temores
y nuestros vacíos
redibujamos lo sabido más lo aprendido
y nacen nuevas almas,
distintas letras,
gestos brillantes, trazos oscuros
En lo más hondo, lo más salvaje
nace la idea gigante y descalza.
Se queda dentro de la sábana
que también es resto de algún sol
como todo.
En el eterno viaje didáctico
la existencia cinética de lo que no sabemos
nos hace.
No hay comentarios:
Publicar un comentario