miércoles, 17 de mayo de 2017

Feliz armonía tranquila de la nada y el todo.

Se me escapan las ideas ente los dedos,
se resbalan por debajo de mis cejas;
mientras, con los manos tensas aprieto.
Exaspero delante de mis palabras,
crujen vacías, y caigo falta de habla.
Redoblo los sentidos de las totalidades,
los tonos que se destiñen en telas que aún no existen.
Me enciende la falta de lo que sea,
y aclama con rabia la inspiración,
se enfrenta, fiereza ante que no lea.
En la suprema felicidad
los papeles frenan en blanco.
Se ralentiza el aprendizaje de ciertas cosas.
El amor retiene a mis uñas
y el tiempo se hace presente en extremo,
tanto que delego mis quinientas aficiones
y busco, por no perder la costumbre...
algo nuevo que me canse las neuronas,
que me sirva como excusa al fanatismo innecesario
y me quite las palabras de los dedos
para darle las sonrisas a mi boca.







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