Y me llevo, yo me llevo, mis pies mandan y llegan a donde quiero. En el ashram se entremezclan energías cargadas de conciencia, y todas a una recibimos el sonido de lo mágico y nos volvemos más dioses, menos mundanos... Viajamos allá donde la nada es todo y es suficiente para crecer.
Salgo del momento de meditación más transcendental que he experimentado y de pronto ya no hay miedo, los ruidos no molestan, la prisa ya no existe... El mundo entero corre más que yo, pero, aún y todo, llego en el momento preciso al lugar adecuado y encuentro, encuentro y encuentro.
Sin aparente explicación lo que no esperaba surge del vacío. Y me acerco, y se abren las compuertas de las oportunidades. Y me convierto en oportunidad, en número sagrado, me corroboro, me sonrió por seguir mis intuiciones, me transformo en campana, en versión mejorada, en diyiridú, en mantra y deja de hacerme falta todo lo que no tengo... porque me tengo.
Hola Elena!
ResponderEliminarQue maravilloso leer estas palabras! Me da mucha energía para seguir mi camino también.
Encontré tu blog para facebook, porque tenemos muchos amigos juntos en Chulilla.
Gracias a ti
Sebastian
Muchas gracias Sebastian por tus palabras, es todo un placer saber que las mías te han llegadoa. Que tu camino esté repleto de dicha y poesía.
EliminarUn abrazo lleno de luz.
Elena.